Con las últimas previsiones económicas del Banco Central Europeo (BCE) insinuando que el objetivo de inflación se alcanzará antes de lo esperado, la confianza de los inversores crece respecto a un posible recorte de tasas ya en junio. Este optimismo se alimenta de la revisión de perspectivas del BCE, que ve la inflación volviendo al objetivo deseado del 2% para el próximo año, una mejora significativa respecto a las previsiones anteriores que se extendían hasta 2026. La anticipación de estos recortes de tasas, subrayada por el aumento récord del BCE de la tasa clave al 4% desde julio de 2022 hasta septiembre, ha impactado notablemente en la dinámica del mercado. Esto incluye una caída en el rendimiento de los bonos a dos años de Alemania y una rally en las acciones europeas, reflejando expectativas aumentadas de una relajación inminente de la política monetaria.
El sentimiento del mercado se ve impulsado por la visión relativamente optimista del BCE sobre el crecimiento salarial, un determinante crucial para el momento de los recortes de tasas. Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha insinuado fuertemente la posibilidad de comenzar las reducciones de tasas en junio, alineándose con las predicciones del mercado que ahora anticipan un recorte de más de 95 puntos básicos este año. Sin embargo, el camino hacia estos recortes depende de los próximos datos económicos, especialmente en lo que respecta al crecimiento salarial y su impacto en la inflación. Aunque la perspectiva de que el BCE lidere con recortes de tasas antes de la Reserva Federal de EE. UU. añade un nivel de intriga, también introduce incertidumbre sobre el ritmo y la extensión del alivio monetario. En última instancia, los mercados europeos están estrechamente entrelazados con las señales económicas de EE. UU., sugiriendo que las futuras decisiones del BCE podrían estar significativamente influenciadas por los ajustes de la política monetaria estadounidense.